Wednesday, September 1, 2010

Los Guerreros

"Le dedico este cuento al Pablin, porque por el
logré terminarlo, jejeje. Y a aquellas personas
que lograron hacer que lea un poco más y que
me animaron a escribir. Muchas gracias"
21 de septiembre de 2009

El nombre de aquella persona es Odracir, uno de los últimos guardianes que hubo en el reino de la princesa Aralc de Tokio. Odracir fe fue encomendado a realizar esta tarea, ya que su habilidad con el sable fue lo suficientemente buena como para vencer a su predecesor de la guardia real de la dinastía Siever en un duelo a muerte. Lo que la mayoría de la gente no sabía es que el miembro más joven de ésa línea familiar, Olbap, apoyó Odracir cuando éste se enfrentó a su propio padre. Tanto Olbap como Odracir han sido compañeros de armas desde hace ya varios años y el sueño de ambos siempre fue llegar a ser parte de la guardia personal de la princesa, ya que esto les brindaría muchos beneficios.

Los dos amigos se criaron en un pequeño poblado a las afueras de Tokio llamado Hinamigawa. En este lugar se criaron con dos grandes amigas, Anairam, la extraña y Ennovi, la puritana. En aquel pueblo se lleva a cabo un festival anual llamado “Watanagashi” el cual conmemora la llegada de un nuevo año en el régimen de la dinastía Miyagawa. Aquel año se celebraban los 452 años de la dinastía. Sin embargo durante la celebración, Ennovi fue secuestrada por un individuo maligno llamado Ogeid, el inmortal, quien planeaba usarla como sacrificio humano para levantar de la tumba al señor de las sombras Xela. Tanto Anairam, quien comenzaba a aprender artes mágicas, como Olbap y Odracir se dieron cuenta de que su amiga no se encontraba entre las múltiples personas que celebraban, brincaban, bebían y gritaban. Por esta razón se encaminaron rumbo a la casa de Ennovi y fue entonces que los poderes de Anairam fueron de suma importancia, pues logró sentir el hedor de una presencia maligna que se mezclaba con el de su amiga y como éste se alejaba más y más. Los tres corrieron mientras perseguían aquel hedor proveniente del raptor de su amiga.

Tras varias horas de persecución encontraron un gran templo donde el legendario ritual se llevaría a cabo. Se acercaron sigilosamente, pero el demonio inmortal ya se encontraba esperándolos en la parte central de aquella construcción, mientras pronunciaba una especie de poema para invocar al demonio de las sombras:

“Cuando la luna esté en lo más alto del cielo
Y la celebración del pueblo se lleve a cabo
Un río de sangre virgen deberá surgir del suelo
Para así ver la resurrección de un poderoso reino

La tortura será visible, será palpable
Desde el centro de este gran ataque
El mundo se verá llameante

Oh, hijos del infierno demuestren su poderío
Señores del mal, realicen la carnicería
Humanos ineptos sucumban ante esta proeza”

Tras estas palabras un gran resplandor rojo se formó a la espalda de Ogeid y de este una sombre… Un ser que planeaba con desgarrar a Ennovi. Alimentarse de su vida y de su sangre pura. El maligno Xela quería y necesitaba desgarrar el cuerpo de la víctima mientras tomaba posesión de su ser completo. Los tres guerreros se lanzaron al ataque dejando a Anairam lidiar con el maligno Ogeid. Ese fue un gran combate, una pelea legendaria que llegaría a oídos de todo el reino. Los dos podían usar poderes mágicos de un nivel impresionante en especial tomando en cuenta que ella aún era una aprendiz. Los dos usaban poderes de trueno, por lo cual los conjuros no surtían un aparente efecto en el adversario. Para la gran ventaja de Anairam el susodicho inmortal se encontraba impresionantemente agotado por el conjuro que acababa de decir. Mientras la legendaria lucha llegaba a su fin Olbap y Odracir se encontraron frente a Xela, quien ya tenía parte de su cuerpo en nuestro mundo. Ambos embistieron, Olbap lanzó un par de patadas haciendo que el señor de las Sombras retrocediera, mientras Odracir desenvolvió una espada que tenía guardada en una manta blanca. Hizo un corte horizontal dirigido hacia el pecho de su enemigo. Estos ataques de conjunto continuaron sin parar hasta que Xela sujetó una lanza hecha con la sangre pura de Ennovi. La lanza cruzó, cortando el cielo hasta llegar a sus víctimas. Tras aquel ataque los cuerpos inertes de Ogeid y de Anairam cayeron al suelo. Odracir calló de rodillas y se arrastró hasta el cuerpo de su amiga para abrazarla con fuerza contra sí mismo. Volteó a ver a Xela y de un movimiento con la velocidad de un rayo, apoyado por la descomunal fuerza de Olbap, destrozó el cuerpo de su enemigo.

Pasaron dos años tras este evento y el padre de Olbap, el general Siever de la guardia real fue a ver a su hijo para plantarle en la cara cómo no pudo proteger a su mejor amiga quien estaba destinada a servir en cuerpo y alma a la familia real. Hizo la misma acción contra Odracir por no evitar la muerte de la otra mujer. Con el general llegaron dos hermosas sacerdotisas Zoripza y Aleinad, quienes tenían dos tareas. La primera era rendir honores a las valientes mujeres que perdieron su vida en aquel evento y pedir la ayuda de los guerreros que fueron capaces de destruir a los poderes de las tinieblas, quienes también tenían como misión transmitir la historia de “Los Cuatro Valientes” por todo el país. Esta historia fue tan famosa que ni el mismo dios de aquel lugar era tan famoso.

Tras el reclutamiento, la prueba encomendada a Olbap y Odracir fue buscar un tren perdido en lo más lejano de Kioto, el cual, aparentemente, fue robado por un grupo de personas que vendían grandes cantidades de droga ilegalmente. La misión fue encomendada por las dos sacerdotisas y esta fue completamente sencilla. Al general Siever no le gustó esta tardea y decidió retar a uno de los miembros del grupo a muerte. Olbap tenía el deseo de aceptar aquella tarea, sin embargo se negó a usar cualquier tipo de arma, debido a esto Odracir fue quien se enfrentó al general convirtiéndose, al vencerlo, en el nuevo guardia personal de la princesa Aralc.

El nuevo hogar de los guerreros era del tamaño de cualquier persona de la realeza y ella para ellos solos. Cuando obtuvieron el rango de guardias personales, ambos obtuvieron un sobrenombre, “Litoff, el de las patadas del trueno” para Olbap y “Detrust el cortador del viento” para Odracir.

Pasaron otros ocho años y ambos guerreros ganaron aún más fama de la que les precedía, la cual no se podía comparar con la de cualquier otro cuento, leyendo e historia de aquel lugar. Pero esto les acarreó, a su vez, un sinfín de problemas. La princesa Aralc tomó una decisión que odió con toda su alma. Tuvo que pedirles a Litoff y a Detrust que tuvieran un duelo a muerte, para así poder conseguir un marido digno de la dinastía Miyagawa. La orden fue directa del Rey Kenichi de Miyagawa.

Cuando los dos guerreros fueron avisados les quedaban diez días para que fuera el combate final. Durante éstos, las sacerdotisas Zoripza y Aleinad se encargaban de cuidar a los guerreros con todo lo que podrían ofrecerles. El último día ambos guerreros se sentaron juntos y platicaron de los logros y victorias pasadas, la fama, el tren, Ogeid sus amigas su pueblo. Ahora ambos eran expertos en sus respectivos campos. Detrust preguntó que qué deseaba hacer… No hubo respuesta alguna. Fue en ese momento cuando “El cortador del viento” le dijo a su amigo que él no quería pelear y decidió contarle porqué su espada era la mejor del reino. Le dijo que si clavaba su espada en un río todas las hojas que pasaran por ahí se apartarían del camino y nunca tocarían el filo de la espada. Con esto le quiso explicar que para él no era necesario desenvainar su espada contra nadie, le quiso explicar que toda batalla en la que se viese obligado a desenvainarla sería una batalla perdida, sin importar quien quedara de pie, vivo. Litoff volteó a ver a su amigo después de mucho meditarlo algo escéptico, pues para él la victoria era el camino para demostrar su fortaleza y poderío, pero por otro lado comprendió la intención de aquellas palabras. Pasaron algunas horas y la voz de Detrust volvió a hacerse presente en el lugar. Sus últimas palabras fueron “Tu la amas…” Tras esto, se levantó, salió por la puerta y la cerró tras de sí.

Esa noche se cuenta que una figura oscura como la noche y misteriosa como el espacio mató a uno de los dos más grandes guerreros de la historia, al mejor en el arte de la espada. Se cuenta que el cuerpo de Detrust calló en el suelo sin cabeza y también se dice que Litoff juró no vengarse… Hasta el día de hoy nadie sabe la razón. Esa noche surgió el triunfador de lo que pudo llegar a ser la más grande contienda jamás realizada. Esa noche Litoff se puso de pie como el más grande guerrero de aquel basto reino con la princesa Aralc como su prometida.

¿Esta historia es real? ¿Se ha modificado con el paso de los años? No lo sé, pero estoy segura de que Litoff sabe en su corazón que Detrust está vivo, estoy segura que sabe que aquella figura no era otro sino su mejor amigo y por esa razón juró nunca tomar venganza, pues… Es cierto, el guerrero Detrust sigue con vida. Ahora se encuentra en una isla lejana poco poblada llamada Honolulú y está comprometido con… Bueno, con migo. Ambos vivimos muy felices. Solo quería recordarte esta historia para que nunca olvides lo que en verdad pasó y cómo fue que ustedes dos fueron y siguen siendo felices. Solo quería que compartir contigo esta parte que sé de la historia, pues, desde este lugar tan lejano ambos deseamos que tu y Litoff gocen de su tiempo juntos así como yo lo haré con Detrust.

Desde una tierra muy lejana, tu prima.

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